¿Qué es la derivación biliopancreática?

La derivación biliopancreática es una operación de cirugía bariátrica que consiste en la resección de 50 a 60% del estómago. Esta resección tiene como objetivo reducir la acidez estomacal en lugar de evitar que las personas coman. Después de la operación, a pesar de que no se trata de una cirugía restrictiva, los pacientes sentirán que su capacidad para comer ha disminuido. Sin embargo, podrán seguir comiendo adecuadamente y de manera normal.

Después de la restricción, se crea una derivación de la bilis y las secreciones pancreáticas, lo que causa una malabsorción. Esta malabsorción conduce a la defecación de heces semilíquidas y malolientes, en promedio de tres a cuatro veces al día, y son el resultado de alimentos mal digeridos.

Como los pacientes eliminan algunos alimentos demasiado rápido, muchos minerales son mal absorbidos, como el hierro, el calcio, así como las vitaminas A y D. Por esta razón, los pacientes necesitarán tomar suplementos vitamínicos diarios por el resto de sus vidas.

Esta operación se considera una cirugía mayor, que dura de cuatro a cinco horas. Después de la cirugía de la obesidad, algunos pacientes son transferidos a la unidad de cuidados intensivos para un control minucioso de su respiración. La incisión se realiza en el abdomen, por encima del ombligo. Durante este procedimiento, el cirujano no extirpa ningún tejido graso localizado en el abdomen.

Como se mencionó anteriormente, esta operación no está exenta de riesgos, ya que todos los individuos obesos que se someten a una cirugía bariátrica corren el riesgo de sufrir complicaciones quirúrgicas. Las complicaciones más frecuentes incluyen infecciones de la herida, neumonías, así como trombosis de las venas profundas de las extremidades inferiores (coágulo de sangre en la pierna). La peritonitis y la muerte son eventos raros. Las complicaciones postoperatorias pueden requerir otro procedimiento quirúrgico.

Si las circunstancias son favorables, esta operación se puede realizar por laparoscopia. Este enfoque se asocia con una estancia hospitalaria y un período de recuperación más cortos.

Finalmente, la pérdida de peso estimada es de aproximadamente el 70% del exceso de peso que lleva el paciente. Esta pérdida de peso ocurrirá dentro de seis a doce meses, y hasta 18 meses después del procedimiento quirúrgico. Es normal sentirse más fatigado durante los primeros tres meses, ya que la ingesta calórica del paciente será insuficiente para soportar el exceso de peso.

Esta fatiga disminuirá progresivamente a medida que la pérdida de peso se haga más significativa. Con toda seguridad, los pacientes recibirán atención de seguimiento regular y evaluaciones clínicas para asegurar que los niveles de calcio y hepáticos estén dentro de los límites normales. La tasa de éxito general es del 85%.